Pecco Bagnaia supera a Jorge Martín en el duelo infinito de MotoGP | Motociclismo | Deportes – Technologist
A estas alturas de la película, MotoGP exhibe sobre la pista dos campeonatos paralelos. Uno lo disputan los dos intocables de Ducati, Pecco Bagnaia y Jorge Martín, virtualmente igualados tras cruzar el ecuador del certamen, solo cinco puntos entre ellos. El otro es para el resto de pilotos, que intentan arramblar con las migajas de su dominio sumando algún que otro podio, aprovechando sus escasos fallos y felicitándose por quedar más o menos cerca de los protagonistas de un fantástico duelo infinito en MotoGP. En el GP de Austria, la batalla se la llevó el vigente campeón del mundo con cierta holgura, que desplegó su infalible metrónomo para doblegar la resistencia del candidato español, segundo, y arrancar el tramo final de temporada como líder del Mundial.
La resistencia del piloto madrileño duró 14 vueltas y un par de fogonazos en el tramo inicial de la prueba. El de Pramac aguantó la primera plaza en la primera curva, pero en el primer paso por línea de meta Bagnaia le arrancó las pegatinas y se puso a tirar. Martín intentó devolvérsela y evitar que retuviera la iniciativa, pero el italiano le respondió enseguida. El número uno pudo dedicarse a imprimir un ritmo demoledor, tan fuerte y confiado que hasta se permitió el lujo de reventar la vuelta rápida del circuito en el octavo giro mientras intentaba sin éxito, en varias curvas, quitarse uno de los plásticos protectores de la visera de su casco.
“No hay excusas, pensé que tenía más para luchar contra Pecco, pero a mitad de carrera me quitó seis o siete décimas y a partir de ahí me sentí más incómodo y tuve que ceder terreno”, reconocía Martín en el parque cerrado. “El ritmo que hemos marcado junto a Jorge ha sido increíble. He intentado ir rascándole tiempo poco a poco, porque nunca sabes qué puede ocurrir al final de carrera”, celebraba Bagnaia, que le sacó más de tres segundos a su gran rival y más de siete a Enea Bastianini, su compañero en el equipo oficial de la marca de Bolonia. Con este nuevo pleno, Ducati ha copado ya 17 podios en MotoGP, igualando el récord histórico de Honda. En el Red Bull Ring, un trazado de muchas frenadas y aceleraciones, propicio para la imparable Desmosedici, las motos italianas han ganado nueve carreras, más que en ningún otro circuito.
Rumbo al GP de Aragón, Bagnaia presenta siete triunfos en los domingos en once carreras, una cifra con la que iguala su tope en una sola campaña. A pesar de esta demoledora estadística, la fortaleza de Martín en los sábados le ha permitido llegar a cinco puntos del liderato cuando el año pasado eran 61 antes de su fuerte remontada a final de curso, sin premio final en Valencia. En los últimos 20 grandes premios, uno de los dos siempre estuvo en el podio con la única excepción del GP de las Américas a principios de año, y ambos saben que serán las caídas u otros errores de bulto las que determinen el nombre del próximo campeón del mundo. “Habrá que terminar siempre las carreras dando el máximo posible, esa debe ser nuestra mentalidad de aquí a final de temporada”, concluía el italiano, muy satisfecho, pero nunca eufórico vista la igualdad que reina entre ambos.
Marc Márquez desaprovecha una oportunidad de oro
En Spielberg, la carrera fue cosa de dos. El tercero en discordia, Marc Márquez, perdió el tren de la carrera antes incluso de empezar la prueba. El 93, en primera fila de parrilla después de cuatro meses de morros con la cronometrada, no pudo activar el dispositivo de salida delantero de su Ducati y salió atrancado cuando se apagaron los semáforos. En medio de la montonera, topó en plena aceleración con Franco Morbidelli y tuvo suerte de salvar una caída que hubiera sido peliaguda en la primera curva. De la tercera plaza cayó hasta la 14ª y tuvo que conformarse con una nueva operación remontada. Paciente pero mordaz, el catalán dio otro recital de adelantamientos y logró quedarse a las puertas del podio, aunque a 13 segundos del ganador.
En un trazado donde se veía solo un paso por detrás de los dos intocables del certamen, y donde maquinaba intentar ir a por ellos y a por esa primera victoria en más de 1.000 días, la mala suerte y un fallo técnico, ya que también se le rompió la válvula del neumático a escasos minutos del inicio de la carrera, volvieron a aguarle la fiesta. Sus mecánicos se apresuraron a cambiarle la rueda, pero tanto trajín le descentró lo suficiente para olvidar activar a tiempo el dispositivo de salida. “Tanto ajetreo antes de la carrera no ayuda, pero soy autocrítico y el error ha sido mío”, reconocía. “Salgo muy contento. Ha pasado de todo, pero aun así ha sido mi mejor clasificación, mi mejor calentamiento y mis mejores entrenamientos en general”, añadía. El chasco dejó en el aire su hipotético acercamiento a los tótems de la parrilla, aunque eso no le quitó la sonrisa.
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