El Ejército reforzará la ayuda a la población tras subir a 158 los muertos por la catástrofe de la dana | España – Technologist

Tras el agua llegó el barro a la provincia de Valencia y, 48 horas después de que comenzara a caer la peor gota fría del siglo, la situación de caos y desesperación en las zonas afectadas lejos de aminorar, fue incluso en aumento, mientras el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo utilizaba la tragedia —que arroja un escalofriante balance provisional de 158 fallecidos, decenas de miles de damnificados y unos daños en infraestructuras, equipamientos y también en la agricultura todavía imposibles de cuantificar— como munición para la batalla política. La falta de agua potable —unos 366.000 habitantes de una veintena de municipios valencianos están aún sin suministro—, de electricidad, de gas y de telefonía —se han restablecido el 45% de las comunicaciones de servicio fijo y 30% de las móviles— agrava el desamparo y la angustia de los afectados por la dana, unas necesidades materiales elementales que, sin embargo, palidecen ante quienes no logran contactar con sus seres queridos desaparecidos, que se cuantifican aún por decenas, ni acudir a buscarlos, debido a que los carriles de las carreteras que se han ido abriendo a la circulación son de uso prioritario para los servicios de emergencia. Y para los funerarios. Uno de los testimonios recogidos en la A-3, que une Valencia con Madrid, fue el de un hombre que localizó el cuerpo de su padre de 83 años en un coche, dos días después de las lluvias torrenciales. Y se teme que sean muchos más. El AVE Madrid-Valencia, según anunció el ministro Óscar Puente, no va a estar operativo, al menos, en los próximos 15 días.

Con carritos de bebé, de la compra, de supermercado o con cualquier otro artilugio que permitiera llevar peso, los vecinos del barrio de la Torre, de Paiporta y Picanya, entre otras poblaciones de la periferia sur de Valencia, desfilaban caminando por las carreteras y calles embarradas para atravesar los puentes sobre el Turia que los unen con la capital y cargar con agua y comida, imposible de encontrar en sus municipios. Desde primera hora de la mañana, y en una formación que recordaba a la de las caravanas de migrantes que atraviesan México con destino a Estados Unidos, trataban de acceder al supermercado más cercano. Muchos de ellos también volvían con palas, picos y rastrillos para sacar el lodo que invade garajes, plantas bajos y calles. Sin embargo, en algunas poblaciones en las que no ha llovido en las últimas horas, la desgracia aumentó al no poder ni siquiera empezar a limpiar el barro resecado por la falta de agua. Mientras los habitantes trataban de aprovisionarse y devolver cierta normalidad precaria a sus vidas, el balance de víctimas se engrosaba con la aparición de numerosas personas en vehículos y bajos de viviendas. Uno de los hallazgos más terribles fue el de ocho vecinos ahogados en un garaje de la pedanía valenciana de La Torre.

Dada la situación y tras las críticas por la tardanza en el envío de alertas a los móviles de la población, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, quiso adelantarse a que la gestión de la catástrofe fuera también desastrosa y solicitó un refuerzo al Ejército, que desde el martes trabaja en labores de emergencia. Así serán 500 efectivos de tierra, mar y aire los que se unan a los más de 1.200 desplegados por la geografía valenciana. Mazón hizo la petición después de recibir al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y al presidente de su partido, el PP, Alberto Núñez Feijóo. Este viajó a Valencia para tratar de responsabilizar a la Agencia Estatal de Meteorología y las confederaciones hidrográficas, dependientes del Gobierno, de la actuación para prevenir la tragedia, cuando estos organismos lanzaron sus alertas horas antes de que la Comunidad Valenciana, de la que dependen los recursos de protección civil enviaran las suyas, cuando las lluvias torrenciales y el agua y el barro del barranco del Poyo ya anegaban las zonas bajas de su cauce con una crecida de una violencia y magnitud nunca vistas.

Feijóo no encontró apoyo a sus tesis acusatorias en el presidente valenciano, que agradeció a Sánchez “su cercanía y su presencia tan rápida” en la Comunidad Valenciana. “Cualquier recurso más que necesiten, aquí está el Gobierno de España. No vamos a dejar solos a los valencianos y valencianas. La prioridad es encontrar a los desaparecidos para aplacar la angustia que están sufriendo las familias. Apoyaremos por tierra, mar y aire el tiempo que haga falta para encontrar a todas las personas desaparecidas”, dijo Sánchez. Carlos Mazón también abrió la puerta a la incorporación de un miembro del Gobierno en el órgano de coordinación del dispositivo, Cecopi.

El foco del temporal se centró en las últimas horas en la provincia de Castellón y el sur de Tarragona, donde también sonaron las alarmas de alerta a la población a través de los móviles. Pese al agua caída en el interior, en estos casos, el caudal de los barrancos aguantó en los cauces y apenas se desbordó el río Cérvol en Vinaròs.

Durante el día se sucedieron las quejas. El alcalde de Alfafar (Valencia) criticó el retraso en la llegada de ayudas a su población: “Hay gente conviviendo con cadáveres en casa”, relató. Pese a la falta de manos, el servicio de Emergencias de la Generalitat lanzó un aviso, a través de las redes sociales, rechazando la incorporación de más voluntarios. “En una emergencia es imprescindible poder gestionar todos los recursos. Agradecemos la gran cantidad de voluntarios que quieren colaborar. En estos momentos las necesidades operativas están cubiertas”, comunicó.

La catástrofe que ha dejado la dana ―fenómeno meteorológico acompañado de fuertes lluvias, vientos y tornados—todavía no ha terminado. Tras pasar por Valencia sobrevoló Sevilla, Cádiz, Huelva, Tarragona y Castellón ―que estuvo en alerta roja durante unas horas—.

Las imágenes de las zonas castigadas por la dana son devastadoras. Hay riadas. Casas anegadas. Testimonios sobrecogedores. Conexiones ferroviarias cortadas. Carreteras devastadas. Coches volcados. Toneladas de barro. 77.000 hogares sin electricidad en la provincia de Valencia. Y las cifras de la magnitud son aún incalculables.

En Paiporta, un municipio de 25.000 vecinos, han muerto 45 personas. En Massanasa, con 9.500 habitantes, 12. En Catarroja, de 27.000, 10. En Torrent, de 47.000, ocho. En Picanya, de 12.000, seis. En Utiel, con 11.000 vecinos, seis… Todas son cifras provisionales. Con al menos 158 fallecidos —155 en Valencia, dos en Castilla-La Mancha y uno en Andalucía— es ya el peor desastre natural de la historia de España de este siglo.

Hay cientos de negocios arruinados. Viviendas anegadas. Locales destruidos. El presidente de la Generalitat anunció un primer paquete de ayudas ampliable por valor de 250 millones de euros para atender las primeras consecuencias de la DANA. Será unas ayudas mínimas por afectado de 6.000 euros, “que podrán ser ampliables” y que serán destinadas a hacer frente a la adquisición de muebles, electrodomésticos o arreglar desperfectos en viviendas. Estas ayudas se sumarán a los 25 millones de euros que va a destinar la Diputación de Valencia.

Los efectos del temporal alcanzaron también a otros puntos de España: en Mira (Cuenca) falleció una mujer de 88 años tras el desbordamiento de un río, y en Letur (Albacete) fue hallado el cuerpo sin vida de otra mujer y se busca a cinco personas desaparecidas. También falleció un hombre de 71 años y nacionalidad británica que había sido rescatado en Alhaurín de la Torre (Málaga), donde las lluvias fueron intensas el martes.

El estado en el que se encuentran muchos comercios también ha destapado el pillaje. La Policía Nacional y la Guardia Civil detuvieron a medio centenar de personas. Con la decisión de la Fiscalía de Valencia de aplicar un agravante del que se puede culpar en casos de catástrofe, el ministerio fiscal empezó a pedir penas de cárcel para los ladrones y el juez de guardia de Torrent mandó a prisión provisional a cuatro de ellos.

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